
Atajo para crear amor propio
Share
Cumplir tus promesas crea amor propio
No me voy a cansar de recalcar lo importante que es tener palabra, pero sobre todo, tener palabra contigo mismo. Voy a empezar diciendo que estamos cableados para la certidumbre. Nos gusta, nos hace sentir seguros. Aunque no siempre sea buena, la certidumbre tiende a llevarnos a una zona de confort. La certidumbre significa saber lo que va a pasar, aunque eso no siempre sea bueno. Pero lo conocemos, es familiar, lo aceptamos.
Cumplir nuestra propia palabra crea el tipo de certidumbre que realmente queremos, pero no es tan fácil. No se trata simplemente de decir: “Voy a hacer ejercicio mañana, me lo prometo”, y listo. No. Somos seres sofisticados y complejos, y muchas veces, algunas de las cosas que queremos hacer y no podemos, son el resultado de mecanismos de defensa que se activan en nosotros a nivel subconsciente. Otras veces, simplemente porque no hemos ejercitado la fuerza de voluntad. A continuación, te explico un poco sobre ambas.
Sanar el pasado
Absolutamente todos tenemos una niñez que sanar. Algunos ya lo han hecho, otros no han empezado, pero todos tenemos algo. Y te soy sincera: cuando el dolor pasa, el trabajo constante comienza, aunque después de sanarlo, lo disfrutarás, no lo sufrirás.
Cuando llegamos al mundo, somos muy pequeños y tenemos que hacer muchas cosas para poder sobrevivir. Llegamos “crudos”, literalmente necesitamos a los adultos que nos cuidan, dependemos completamente de ellos. Si nos dejan solos o no cubren nuestras necesidades básicas, nos morimos.
Nuestro cerebro también llega vulnerable, y todo lo que necesitamos, aceptamos o vemos para sobrevivir se queda impregnado en nuestra mente como una programación subconsciente. Esto genera traumas, creencias limitantes y bloqueos, casi todos inconscientes. Y esto nos lleva a tomar decisiones que no siempre son las mejores para nosotros, decisiones que vienen de un lugar de deficiencia, no de abundancia.
Si cuando eras pequeño se burlaron porque no jugaste al fútbol bien desde la primera vez, si tu mamá te llamó “gorda” cuando tenías 5 años, si tu tío te dijo “¿te vas a comer todo eso?”, si tu maestro dijo que nunca llegarías a nada siendo como eres... En fin, todas estas cosas crean caminos inciertos en nosotros. Pero lo más importante es que la mayoría de esos recuerdos son subconscientes. Hasta que no resolvamos esto, es difícil honrarnos a nosotros mismos, amarnos de verdad y crear un amor propio real y profundo.
Si antes de empezar a hacer ejercicio podemos sanar la herida subyacente de por qué nos resistimos a hacerlo, todo será mucho más fluido. Y ¿por qué no? También más fácil. Cuando le das certidumbre, de alguna forma percibida como seguridad, a tu niño interior (y no me importa la edad que tengas, tu niño sigue ahí), entonces empiezas a convertirte en el adulto que pudo haber protegido a ese niño. Y eso, créeme, te llena de un orgullo profundo y definitivo.
La fuerza de voluntad
Aquí hay muchas cosas involucradas. Tener fuerza de voluntad es tener disciplina, resiliencia, perseverancia. No voy a hablar de la intención aquí. Hay algunos de nosotros que podemos tener fuerza de voluntad para cosas que son destructivas, y de aquí la importancia de sanar primero el pasado para permitirnos luz y propósito. He visto a personas con gran fuerza de voluntad dispuestas a arrasar en los negocios, por ejemplo, porque quieren hacer que alguien que los abandonó se arrepienta. Yo no digo que no sea útil, pero digo que no es la forma de ser feliz.
La fuerza de voluntad es un músculo. Se ejercita con cada paso que damos hacia nuestra meta, con cada decisión que tomamos. Se ejercita más cuando cumplimos nuestra palabra, cuando tomamos acción en situaciones que, particularmente, no nos gustan. Es decir, entre más difícil sea para ti hacer lo que estás haciendo, más rápido y con más fuerza crecerá tu fuerza de voluntad.
Definitivamente la necesitamos para lograr grandes cosas, para ser excelentes, para tener una vida extraordinaria. Y la fuerza de voluntad reside en la acción. Todos los beneficios de muchas cosas están disponibles para ti si y solo si tomas acción. Te doy un ejemplo: Meditar es increíble. Hoy ya tenemos muchísimos estudios que avalan la meditación y sus beneficios, y podemos explicarlo desde varios puntos de vista.
Yo conozco personas que tienen todos los hechos, que repiten lo que otros expertos dicen, que parecen saberlo todo y hasta lo han experimentado. Pero adivina qué: no lo hacen. No tienen la fuerza de voluntad para hacerlo una práctica diaria. También conozco a los que saben que la meditación es increíble, pero lo hicieron una vez, fue difícil y se rindieron, porque tampoco tienen la fuerza de voluntad para alcanzar consistencia.
También conozco a los que no saben mucho, no te pueden explicar a ciencia cierta qué es meditar ni para qué sirve, pero tienen fuerza de voluntad. Lo hacen de forma constante y consistente, y adivina qué: ellos están gozando de todos los beneficios. No por la información, sino por la vivencia, el cambio real, la transformación que experimentan.
Las cosas más increíbles de la vida están detrás de actos de amor propio. ¿Hay forma de hacerlo más fácil? Claro, si entiendes tu mente, si sanas tu pasado, si tomas una decisión, si aceptas enfrentar tus miedos… Pero esta decisión tiene que venir desde lo más profundo de ti. Nadie la puede tomar por ti, porque aquí es donde no podemos "engañar" a la vida. Podemos mentir a los demás, pero para esto se necesita una decisión auténtica, profunda, que nadie va a tomar por ti.