
La cima no es para todos
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El fracaso se define como la falta de éxito en alcanzar un objetivo o resultado esperado. La RAE lo describe como un “malogro” o “resultado adverso” de una empresa o negocio, o incluso como un “suceso lastimoso, inopinado y funesto." Pero en ninguna de estas definiciones se habla de perfección, de hacerlo a la primera, ni de ejecutar un plan sin contratiempos. Tampoco se menciona el tiempo: no dice que si en 10 días no logras algo, ya puedes llamarlo fracaso.
Sin embargo, llenamos de juicios y perspectivas todo lo que hacemos. Y seamos realistas, la mayoría de nosotros—en nuestro estado más crudo—tendemos al autosabotaje, la parálisis, el miedo, y la procrastinación. Son pocos los seres humanos con una mente tan entrenada que logran crear un impulso de acción sin importar los resultados.
Me refiero a que, colectivamente, llevamos tanto tiempo etiquetando el fracaso de manera negativa que incluso juzgamos a aquellos que se atreven a intentar y no lo logran. ¿Cuántas veces has escuchado a alguien criticar a un amigo por intentar ser exitoso, cambiar o vender algo nuevo? Sé que muchas veces es miedo y envidia, porque es difícil aceptar que nosotros mismos no tenemos la valentía ni el impulso para intentar, pero también es cierto que muchos le temen al fracaso al grado de rechazar a quien intenta. Claro, todos apoyamos a nuestros amigos, pero solo cuando tienen éxito.
Lo importante de comprender es que el fracaso no tiene factor de tiempo. Literalmente, si no te rindes, el fracaso no existe. Lo que convierte un fracaso en un “fracaso” es cuando decidimos no intentarlo más o no aprender nada de esa experiencia, cuando preferimos amargarnos y alimentar nuestras creencias limitantes. La realidad es que quienes logran cosas extraordinarias “fracasan” constantemente, pero también tienen la mentalidad de aprender y seguir adelante, porque al no rendirse, eventualmente, son los mejores.
Inspiración por Thomas Edison
Thomas Edison es el ejemplo perfecto de esta mentalidad. Inventor del foco eléctrico, Edison pasó por más de 1,000 intentos fallidos antes de tener éxito. Cuando le preguntaron sobre sus “fracasos,” Edison respondió que no falló ni una sola vez. Simplemente descubrió 1,000 maneras que no funcionaban. En su mente, el verdadero fracaso hubiera sido rendirse.
El camino de Michael Jordan
Considerado uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos, Jordan fue expulsado del equipo de baloncesto de su secundaria. Al recordar ese momento, Jordan explicó que sus fracasos en el camino fueron el motor que lo impulsó a mejorar cada día. Es famoso por decir: “He fallado una y otra vez en mi vida, y es por eso que tengo éxito."
El caso de Taylor Swift
Taylor Swift es un gran ejemplo de esto. Ha lanzado aproximadamente 237 canciones a lo largo de su carrera. De todas ellas, solo el 5% ha llegado al número uno en el Billboard Hot 100, y alrededor del 25% han ingresado al top 10. Esto significa que la mayoría de sus canciones no han alcanzado el éxito absoluto en las listas, y aun así, ella no ha dejado de crear, experimentar y publicar su música. Esa perseverancia, resilencia (ya que ha enfrentado un sinfín de retos en su carrera), esa capacidad para seguir creando a pesar de que no todos sus temas sean un hit, la han convertido en una de las artistas más influyentes de su generación.
Si quieres tener una vida extraordinaria, tienes que estar dispuesto a aprender, a iterar, a “fracasar” y a responder rápidamente ante cualquier duda o contratiempo. Si en verdad quieres tener la vida de tus sueños, tienes que pasar por el proceso de enfrentarte a tus miedos y errores.
Carol Dweck, en su libro Mindset, introduce los conceptos de mentalidad de crecimiento y mentalidad fija. Las personas con una mentalidad fija creen que sus habilidades son limitadas y que el talento innato es el único factor de éxito. Ven el fracaso como un fin, una confirmación de sus limitaciones. Por otro lado, aquellos con una mentalidad de crecimiento creen que las habilidades se desarrollan con esfuerzo, y ven el fracaso como una oportunidad de aprendizaje. Esta mentalidad es la que permite desarrollar resiliencia, aprender de los errores y continuar creciendo sin rendirse.
Aunque no todos tenemos naturalmente esta mentalidad para cada aspecto de la vida, es posible construirla. Nuestra mente, al aprender a usarla bien, puede desarrollar esta resiliencia y capacidad de aprendizaje continuo para enfrentar la frustración y convertirse en expertos en lo que deseamos.
Algunos tips para cultivar una mentalidad de crecimiento y enfrentar el fracaso:
- Reflexiona profundamente sobre tus pensamientos y emociones: Pregúntate por qué sientes o piensas de cierta manera, identifica la raíz de tus creencias limitantes. Conocerte es el primer paso para hacer cambios.
- Cuestiona tus pensamientos en lugar de confiar ciegamente en ellos: El control de la mente requiere la habilidad de desafiar tus propias percepciones y creencias.
- Repite lo que deseas aprender: La mente aprende a través de la repetición, así que usa este principio para acercarte a tus metas.
- Encuentra un propósito detrás de tus objetivos: Tener una razón profunda y significativa te ayudará a crear disciplina cuando la motivación sea escasa.
Fracasar no significa que estás fallando; significa que estás probando tus límites y ganando experiencia. Si puedes aprender de tus errores, el fracaso se convierte en tu herramienta más valiosa. Al final, el éxito llega no a quienes nunca caen, sino a quienes tienen la fortaleza de levantarse una y otra vez.
Como cualquier líder o persona ambiciosa que busca la excelencia, te toca decidir si vas a dejar que el fracaso te defina o si lo transformarás en el trampolín que te llevará a vivir la vida extraordinaria que deseas.