UNA PALABRA ME EXPLICA: SOY MI DIAGNÓSTICO

UNA PALABRA ME EXPLICA: SOY MI DIAGNÓSTICO

Cuando tenía 13 años más o menos, empecé a hacerme consciente de las diferencias de mi persona y los que me rodeaban. Empecé a sentirme fuera de lugar. Siempre había sido diferente, pero de niña, mi imaginación era mi lugar de escape, un lugar feliz. De niña, estaba más preocupada disfrutando que comparándome. Pero la adolescencia nos llega a todos, supongo. Cada día me sentía más fuera de lugar, más distinta, y empezaba a sentir que mi mente procesaba las cosas de manera diferente, no solo mis ideas, sino también mis sentimientos.

Mi capacidad de memoria, los detalles que podía mantener, mi habilidad de imaginar cosas con extremo detalle o de recrear momentos con perfecta luz. A mi favor, era más inteligente que muchos, y eso me reconfortaba.

Sin embargo, el tiempo siguió pasando y yo seguí sin entenderme. Pero eso no quiere decir que todo lo demás no siguiera creciendo, tomando fuerza. Me volví cada día más compleja. Mis pensamientos se volvieron más sofisticados. ¿QUÉ QUIERE DECIR ESO? Mis voces, las que hablan sin mi permiso, se volvieron más inteligentes que yo. Después de todo, estaban en todo, recopilando cada pequeño detalle y me conocían mejor que yo misma. Conocían mis debilidades… mis demonios, así les llamo, se volvieron sofisticados, fuertes, imparables. Poco sabía yo que mis demonios se convertirían en mis mejores amigos.

DESCUBRÍ QUE MIS DEMONIOS NO ERAN YO

Mi vida estaba completamente gobernada por mis demonios. Mi mente, y por lo tanto mi percepción de mis sentimientos, incluso los más puros, estaban completamente bajo el manto oscuro de su percepción. Todo estaba mal.

Y, sin embargo, yo no sabía quién era sin ellos. Si yo no sabía quién era, empecé a aceptar lo que decían de mí: “Eres cruel, eres mala, solo buscas atención, estás loca”. Quiero que sepan que hay un poco de oscuridad en todos nosotros; todos tenemos la capacidad de ser todo esto. Definitivamente, mis demonios jugaban con muchos límites y yo no sabía quién era, así que… lo acepté. ESO SOY. Pero, ¿por qué?

De repente, un psicólogo muy reconocido que me recomendó una amiga, tratando de ayudarme, me dijo: “Eres maniaco-depresiva (bipolar)”. Y por fin… respiré. ¡NO ERA MI CULPA! No era que yo quisiera ser mala, loca y cruel, ¡NO ERA YO! Por fin alguien me entendía, por fin alguien me lo explicaba. Por fin sabía que esto se curaba con algunas pastillas y otras cosas. Por fin sabía qué me pasaba… ese día dormí mejor que nunca. No eran las pastillas; era la tranquilidad de formar parte, de sentirme entendida.

Un psiquiatra me dijo: “Eres bipolar, acepta lo que eres, eso no va a cambiar. Confórmate con el amor que encuentres en otros porque tú no debes tener pareja”. Y le creí. Por años, le creí. Hoy creo que le deberían quitar su licencia. Viéndolo en retrospectiva, sé que era un psiquiatra mediocre y bastante deprimido.

Cuando entendí esto, ALGO DENTRO DE MÍ CAMBIÓ. Decidí nunca más volver a tomar consejo ni palabra de personas que no tienen vidas que yo admiro o valoro. No porque sus vidas sean necesariamente malas, sino porque es difícil hablar de lo que no conoces. Hoy me rodeo de personas increíbles, personas que admiro o que son espectaculares para ayudarme a reflexionar.

Estoy segura de que muchos de ustedes se han sentido así… y lo entiendo, y lo abrazo. HEMOS FALLADO en explicar que muchos de nosotros somos neurodivergentes y eso no tiene nada de malo… ¿Desde cuándo ser diferente es malo? Yo pensé que estaba de moda. Pero para ser auténtico, naturalmente auténtico, uno tiene que ser fuerte, y para ser fuerte uno tiene que saber quién es.

Hemos fallado en explicar que la diversidad es lo que nos hace ricos, experimentados, entretenidos, HUMANOS.

En fin… los leo. Los leo cuando me dicen: “SOY ansioso, SOY depresivo, SOY bipolar”… y yo les pregunto: ¿QUIÉN LES DIJO? ¿Esta persona qué tan preparada está para decirles esto? ¿Por qué le diste el poder a alguien que casi no conoces y le haces caso cuando te dice cómo será toda tu vida? ¿Por qué le cedes el control de tu vida a alguien más?

Sé que estás cansado, pero NO POR ESO LE VAS A DAR EL CONTROL A ALGUIEN MÁS.

Tú puedes ser quien tú quieras ser, puedes cambiar y moldear tu personalidad. Estamos hechos para evolucionar, para sobrevivir, para aprender constantemente. Sí, tienes que aprender a controlar tu mente, pero es un pequeño precio a pagar para ser libre.

Hay cosas que no cambian en nosotros: nuestra esencia, nuestro propósito, lo que hace que tu corazón brinque de emoción. Vienes con información y dones, vienes con una misión. Tu corazón lo sabe, aunque tu mente no lo recuerde. Tu trabajo es clarificar esto lo más que puedas, para que sepas que todo lo demás lo aprendiste aquí y, de igual forma, lo puedes desaprender.

Justo eso es lo que SÍ ERES. No eres tu diagnóstico. Eres una persona empática, noble, justa, creativa… esas cosas que eres en tu corazón, eso SÍ eres. Y, aun así, a veces nos metemos tanto en todo lo demás que dejamos de sentirlo.

Mi “trastorno bipolar” mutó. Hay cosas que me gustan, hay cosas que me retan, pero ya no es lo que era. Mi trastorno, como tal, desapareció y me dejó la lección de que yo tengo las respuestas de mi vida dentro de mí, si me dedico a entenderme, a conocerme, a verme con curiosidad, a construir una relación conmigo. Si me dedico a amarme y aceptarme por completo, si me dedico a ser el adulto que me hubiera gustado que me amara y protegiera de niña, entonces… adivina qué: NO HAY ANSIEDAD. Tengo las respuestas. La incertidumbre cambia, la claridad ilumina los rostros de mis demonios para darme cuenta de que, todo este tiempo, era yo. Yo de niña, yo sufriendo, yo pidiendo el amor que ahora procuro darme todos los días.

Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.